domingo, 12 de diciembre de 2010

reportaje sobre mi obra


Luis Melero: 'el poder cátaro merece aún más atención'

El escritor malagueño Luis Melero cree que aún queda mucho por conocer sobre la fuerza y el temor que inspiró en los siglos XI y XII 'la filosofía trascendente' de los cátaros, a los que dedica su nuevo libro, y se confiesa 'obsesionado desde muy joven por ahondar en su espíritu de tolerancia, sencillez y costumbres austeras'.

'Los pergaminos cátaros' es una novela histórica (Rocaeditorial) en torno a 'un misterio del que no se ha dejado de hablar en 800 años', según Melero, que desarrolla en sus páginas el porqué de su convicción de que 'el progreso europeo se retrasó dos o tres siglos' debido al exterminio de esa corriente de pensamiento 'hereje'.

'No sólo no hubiera surgido la Inquisición, ni las burlas a la teoría de la evolución de Darwin -sostuvo este malagueño que estudió en Milán y en Nueva York, autor de títulos como 'Oro entre brumas' o 'La desbandá'-, sino que al ritmo que iban las cosas, la revolución industrial se hubiese adelantado al siglo XVI y se habrían evitado las dos guerras mundiales'.

Melero opinó además que, de permanecer ese modo de pensar, Europa hubiera sido 'sin fronteras', pues no habría conocido 'las ambiciones perversas de reyezuelos que inventan nacionalismos', al entender que 'el nacionalismo, que busca la diferencia para resaltar su superioridad, es en sí mismo perverso creando fronteras'.

En la Provenza o en el Languedoc quedan muestras sublimes del movimiento cátaro, en el que triunfó el género de los trovadores, recordó este escritor, a quien le asalta la idea de 'lo terrible que ha sido para nuestra estirpe el exterminio cátaro, que se debió a ambiciones territoriales y no a motivos de religión como se disfrazó'.

Para expresar todo esto en su novela, el autor se traslada al siglo XIX y a los atroces combates contra el ejército napoleónico en el Valle de Arán, cuyos cronistas le proporcionaron numerosas fuentes históricas.

Ahí muestra a un grupo de guerrilleros -a partir de los vestigios que dejaron en un cueva que les sirvió de refugio-, y crea un arquetipo de mujer, Mariana, 'con esa fuerza e inteligencia que promete poder con todo'.

Mariana, a la que su autor describe 'entre Teresa de Jesús, Mesalina y Agustina de Aragón', adiestra y dirige desde la montaña a los perseguidos con un espíritu cátaro 'capaz de arrastrar al cruel ejército francés y a los poderosos soldados de la Iglesia'.

Para sostener que de pervivir ese espíritu cátaro 'Europa hubiera sido otra', Melero menciona 'la rapidez con que se extendieron los llamados Bogomilos (amigos de Dios) desde Bulgaria hacia el sur de Francia, el norte de Italia y España' o 'el respeto que inspiraban en su entorno, dada su fidelidad al mensaje cristiano de pobreza, humildad o falta de ostentación'.

Su forma de entender la vida, 'tolerantes hacia la condición de cada cual' y la igualdad y preponderancia del papel que otorgaban a la mujer, 'que aún no ha sido alcanzado, ni se alcanzará -aseguró-

en todo el siglo', lleva al autor a preguntarse 'cómo hubiera discurrido la historia si los Cátaros no hubieran sido exterminados'.

Y diferencia su poder 'espiritual y trascendente' del poder de los Templarios, 'económico y guerrero', asegurando que lo nuclear que revisa en su libro es 'estrictamente histórico'. A su juicio, los cátaros estarían próximos a Rousseau o al movimiento hippy, 'aunque su pensamiento fue mucho más avanzado'.

Y como ejemplo del 'amor y respeto que concitaban' recordó la matanza del verano de 1209 en Béziers, pueblo católico con unos 400 cátaros, cuyos 25.000 habitantes prefirieron inmolarse y ser aniquilados por cruzados y tropas del ejército francés antes que entregar a sus 'hombres buenos'

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