sábado, 9 de abril de 2011

Basílica de Bobastro



Los vestigios de la basílica cristiana que se conservan en una de las laderas de las Mesas de Villaverde constituyen la muestra más brillante de la arquitectura mozárabe andaluza. Para acceder a ella el viajero debe aparcar en un pequeño espacio situado junto al cartel indicativo de las ruinas de Bobastro, que aparecerá a nuestra derecha, e iniciar luego la ascensión por un sendero que en sus primeros tramos, desde la carretera, se ve facilitado por unos peldaños labrados en la roca. El sendero, de unos cientos de metros, va serpenteando por el monte y conduce sin dificultad al lugar donde se alzan los restos de la basílica no sin antes haber transcurrido junto a diversos tramos de murallas de la antigua ciudad.
Se trata de un templo que se integraba en un monasterio que habría sido construido antes de la llegada de Omar ibn Hafsun a estos parajes, continuando una tradición eremítica que se remontaba a tiempos antiguos. El conjunto monástico estaba fortificado y de las bases de sus murallas y torres se conservan todavía vestigios muy interesantes.
En el espacio central del conjunto monástico se aprecian en nuestros tiempos los vestigios de lo que hubo de ser un amplio patio, quizás el claustro, del que todavía se pueden contemplar el aljibe en el que se almacenaba el agua y algunos silos para cereales. En uno de los lados de ese patio se sitúan los restos de la basílica, en donde habría sido convertido al cristianismo ibn Hafsun, que constituye una bella muestra de arquitectura rupestre, excavada en la roca, siguiendo posiblemente esa tradición eremítica del entorno de la que antes hablábamos.
Este templo de Bobastro tiene planta de tipo basilical y esta dotado de tres naves, siendo la central de mayores dimensiones. Están separadas por diversos pilares y arcos de herradura, y cuentan con una cabecera que esta dotada de tres capillas. De este interesante edificio no podemos sino destacar el transepto, destinado a los ritos mistéricos propios de la liturgia mozárabe, y las cancelas que separan las diversas naves y ábsides. Todo ello tuvo que producir en su tiempo una sensación clara de compartimentación del conjunto, en el que sobresale igualmente la jerarquización de los espacios, que se adaptan al propio desnivel del terreno que desde la cabecera del templo va descendiendo hasta sus pies. Debajo de la basílica se intentó construir una especie de cripta, solo labrada en la roca en una fase inicial, en la que posiblemente descansarían en su momento los restos de ibn Hafsun. Cuenta también el edificio, finalmente, con una interesante tribuna, situada en la planta superior, a un nivel más elevado (más cerca del Reino Celeste), labrada también en la roca y decorada con bellos arcos de herradura por los que en su día entraba la luz en la sala.

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