Desde la cárcel de Santo Domingo, José Tuárez Ramos pide perdón a las tres hijas que ha violado desde hace diez años. Y en su casa, ubicada en la cooperativa Nuevo Amanecer, a un costado de la vía a Quevedo, su esposa y madre de las jóvenes, cuida de sus otros tres hijos y además de los cinco nietos que han nacido por consecutivas las violaciones del incestuoso.
María, la mayor de 21 años, fue quien denunció el hecho en la Fiscalía. Lo hizo tras sufrir diez años de abusos y haber procreado a tres niños, de entre 6 y 3 años. En su escrito cuenta que la palabra que tenía el violador para atemorizarlas era que las haría “picadillo”. También les ponía de ejemplo cómo hace tres años mató a Valdemar Zambrano, en Calceta, Manabí, de donde es oriundo.
Entre los gritos, llantos y saltos de ocho niños: tres hijos más, de entre 11 y 9 años, que tuvo con Tuárez; y cinco nietos que han procreado sus hijas, la mujer cuenta que ella tenía miedo de que la asesinara, por eso no delató al abusador, quien hizo que Fátima, de 19 años, tenga un hijo de 3 años; y la otra joven, de apenas 16 años, tuviera un niño de 15 meses.
Cuenta que las chicas compartían un solo dormitorio con tres camas y que, según le han comentado ellas, él llegaba cada noche a abusar de la que quería. “Aunque en el día nos trataba como sus hijas, en las noches abusaba de nosotras”, indica una de ellas en su testimonio.
En la cooperativa Nuevo Amanecer todos están sorprendidos, pues nunca imaginaron el terror que vivían las jóvenes Tuárez, a quienes vieron tener hijos, pero jamás les conocieron novio alguno, pues su padre las celaba, tanto que no quería que ellas trabajen. Ahora laboran juntas en Santo Domingo.
Según sus declaraciones, aseveradas por la versión de su conviviente, el padre violador trabajaba como chofer al momento de su detención. Antes había sido jornalero y vaquero en Calceta, de donde huyó tras matar a Valdemar Zambrano.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario