lunes, 5 de septiembre de 2011

LA LEYENDA DEL TESORO DE LA CUEVA DEL TESORO DE MÁLAGA


LA LEYENDA DEL TESORO DE LOS CINCO REYES

Esta leyenda hace referencia al tesoro de los cinco reyes de la dinastía almorávide, cuyo último rey, Tesufín ibn Ali, habría muerto en la plaza de Orán en el año 1145, a manos de los almohades, tras embarcar el tesoro real rumbo a Al Andalus. Los rastros de este tesoro se perdieron, y fue Fray Agustín de Milla y Suazo , natural de Orán, quien en el siglo XVII recogió la leyenda en su manuscrito, aún inédito, titulado “Historia Eclesiástica y Secular de Málaga y su Obispado”, en el que señala como lugar de enterramiento del tesoro a la cueva del Higuerón. Esta historia fue recogida más tarde en la obra “Conversaciones Malagueñas”, publicada en 1789 por D. Cristóbal Medina Conde, bajo el seudónimo de Cecilio García de la Leña, con todos los elementos de una leyenda, en la que no faltan el gigante ni el dragón. Según este autor, un grupo formado por 17 hombres de reconocido valor se introdujeron en la cueva para buscar el famoso tesoro, y salieron aterrados, convencidos de haber visto “...estampada la figura de un animal extraordinario, que algunos à pesar de su miedo, y perturbación de los sentidos, calificaron de Caiman, ú otro animal semejante” ; y cuando ya salían “...entre las huellas confusas de sus calzados, advirtieron había una como de pies desnudos, que cada uno de ellos ocupaba mas sitio que el ancho y largo de dos pies de los nuestros...” . Ciertamente, en una de las salas laberínticas de la gruta podemos observar una formación rocosa que, con imaginación, podemos identificar con la forma de un gigantesco camaleón... ¿sería la figura que espantó a los aventureros del siglo XVIII?

¿Recuerdan a los 7 enanitos de Blancanieves, cavando en una mina de diamantes? Según las tradiciones del antiguo pensamiento mágico, la naturaleza está habitada por una serie de “espíritus elementales” que colaboran en su desarrollo y evolución. Gnomos, hadas, duendes, elfos, sirenas, ... son seres invisibles que participan de la obra creadora de la naturaleza en cada uno de sus cuatro planos de manifestación, representados por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Gnomos y enanos son los espíritus correspondientes al elemento Tierra. Ellos son los encargados de la evolución de las piedras hasta alcanzar la pureza de las piedras preciosas, y de los metales hasta su transmutación en oro. Ellos son los fabricantes de los tesoros que se ocultan en el subsuelo y en las cavernas, y ellos son, también, sus terribles defensores. Por otra parte, hay otros seres aún más terroríficos, que trabajarían a las órdenes de los espíritus antes mencionados: son los dragones. Aquellos reptiles que vuelan y escupen fuego, y que duermen en un lecho de oro, protegiendo los más asombrosos tesoros. Otros habitantes míticos de las cavernas son los gigantes, ogros y cíclopes, como el que es vencido por Ulises en la Odisea.... De toda esta magia participa la leyenda, con la historicidad y realismo que caracterizan el mundo imaginario español, del Tesoro de los Cinco Reyes.
El profesor Laza Palacio encontró durante sus excavaciones un candil de cerámica en el que se habían introducido 6 monedas de oro almorávides, de la época de Alí ibn Yusuf. Su interpretación, después de conocer que para algunas tribus saharauis, herederas de las tradiciones almorávides, el número 6 es de gran valor mágico y supersticioso, fue que aquel tesorillo fue ocultado intencionadamente junto a una de las bocas de acceso a la cueva, como parte de un ritual mágico de ocultación del tesoro; quizás un ritual de invocación a poderosos genios de la tierra que, desde su lámpara mágica, protegiesen el tesoro de la codicia de los saqueadores.

La leyenda se completa con la intervención de aquel personaje, llamado Antonio de la Nari, natural de Suiza, que pasó casi 30 años buscando el legendario tesoro de los cinco reyes mahometanos, abriendo con dinamita galerías y pasadizos, y que murió en 1847 en una de sus explosiones. Los lugareños aseguran que su espíritu vaga todavía por los laberínticos pasillos rocosos, buscando el fabuloso tesoro que aún hoy permanece oculto...

Quizás nunca hubo allí ningún tesoro real, o quizás sí que lo estuvo pero fue robado al poco tiempo de esconderse por alguno de los implicados en su ocultación... o quizás los ritos mágicos tuvieron éxito y el tesoro se encuentra aún ahí, al alcance de nuestras manos pero fuera del alcance de nuestros ojos... O quizás el tesoro se encuentra ante nuestros mismos ojos, pero es de una naturaleza tan distinta a la que esperábamos que por eso somos ciegos a él....

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